Las organizaciones presentes en el Encuentro Internacional de Agrocombustibles y Soberanía Alimentaria, reunidos en Quito del 27 al 29 de junio del 2007, queremos expresar nuestra preocupación por las propuestas de políticas agrarias hechas por el actual gobierno, que privilegia la ocupación territorial para producción de monocultivos para generar combustibles.La expansión masiva de cultivos energéticos constituye una amenaza para nuestra forma de vida campesina. Significa la ocupación de espacio donde producimos nuestros alimentos, y los alimentos que consumen los ecuatorianos. Significa además la desaparición de los últimos bosques tropicales, los que a más de ser importantes para la conservación de la vida, es el lugar donde hemos desarrollado nuestra cultura y ha garantizado nuestra sobrevivencia como pueblos.
El desarrollo rural basado en la agro energía, beneficiará a los agronegocios representados por los grandes ingenios azucareros, el sector palmicultor que es responsable de la deforestación masiva de los bosques de Esmeraldas y la Amazonía, y por empresas como PRONACA, representante de la transnacional Monsanto, quien introducirá semillas de maíz para la producción de etanol.
Los agrocombustibles podrían ser una puerta para la entrada de cultivos transgénicos, con todos los impactos que estos tienen. Cabe recalcar que hasta el momento y debido a la presión ciudadana, Ecuador es un país libre de transgénicos.
Con su poder económico, los empresarios del agronegocio establecerán relaciones de dependencia con los campesinos, indígenas y afro-descendientes que vivimos en las zonas que han sido escogidas para el desarrollo de los cultivos energéticos. Nosotros perderemos nuestra soberanía alimentaria, y nos convertiremos en contratistas de las empresas. Nuestra forma de vida campesina se verá amenazada.
Con el objetivo de generar agrocombustibles se destinarían nuestras mejores tierras, agua y trabajo, con lo que dejaremos de producir los alimentos que necesitamos para el autoconsumo y pasaremos a alimentar los automóviles de los ricos. Por otra parte nuestras fuentes de agua se verían contaminadas con el uso de agrotóxicos con lo que nuestra salud se vería afectada y nuestra calidad de vida se estaría seriamente perjudicada.
El gobierno actual tiene frente a sí dos alternativas: apoyar un modelo de producción diverso, sostenible, que garantice la soberanía alimentaria, que asegure la continuidad de la forma de vida de los pueblos indígenas, afro-descendientes y campesinos y la conservación de la biodiversidad, o a los agro-negocios.
Esperamos que la decisión del gobierno sea a favor de los pueblos.
NINGUNA FORMA DE GENERACIÓN DE ENERGÍA TIENE SENTIDO SI NO ESTÁ AL SERVICIO DE LAS POBLACIONES QUE HAN GARANTIZADO LA CONTINUIDAD DE LA VIDA EN EL PAÍS
Quito, 29 de junio del 2007
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