Debido a la lucha en las calles del pueblo chileno, la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP25 fue trasladada a última hora a Madrid.
Como en todas estas conferencias, que son de carácter totalmente ilegitimo desde hace más de 20 años, las negociaciones no estuvieron enfocadas en el clima, sino en los negocios.
Por un lado, mientras unos delegados de los Estados, se ocupaban de ver quien pierde y paga los desastres climáticos otros se encargaban de lidiar con la torcida doble-contabilidad del cálculo de las supuestas reducciones de emisiones de carbono, pero esta vez, en la COP25 de Chile/Madrid muchos se centraron en la inclusión en las discusiones de la controvertida propuesta de las Soluciones Basadas en la Naturaleza.
Esta idea nació en el seno de la UICN hace unos años, pero rápidamente se ha convertido en el fetiche de los países industrializados, de las corporaciones y de las transnacionales de la conservación. Por ejemplo, en Madrid, la International Emissions Trading Association (IETA) organizó un evento para lanzar su iniciativa, las llamadas Natural Climate Solutions (SCN en español), para crear mercados globales de créditos de carbono generados para inversiones masivas a gran escala. Las principales impulsoras de esto son empresas petroleas como Shell, Chevron, BP, o mineras como BHP, las mismas que están devastando los territorios, sin importarles ni los derechos de los pueblos ni los de la naturaleza misma.
Señalemos que las SBN y las SCN son parte de los mismo, de una economía verde que quiere sostener la acumulación de capitales sin importar la destrucción, saltándose las leyes y regulaciones y hacerlo de una forma barata. Las transnacionales de la conservación, por su parte, usarán este lenguaje para encontrar más financistas y seguir ocupando tierras bajo su control. Con esto, las empresas laván sus manos y su imagen, y podrán seguir lucrando del desastre climático, y al mismo tiempo no tener que disminuir el uso masivo de petróleo, gas, carbón; lo mismo espera todo el aparato militar-industrial y financiero, usar estos mecanismos para seguir haciendo los negocios como siempre.
Pero las Soluciones Basadas en la Naturaleza tienen también otros problemas, que son en esencia los mismos que han tenido todos los mecanismos de mercado desde el Protocolo de Kioto en 1997 – que dejará de funcionar en 2020- hasta el Acuerdo de Paris (AdP). Uno de estos problemas es que sus preceptos no tienen ninguna base científica, además son neocoloniales y racistas y no buscan enfrentar la crisis climática. Una diferencia es que ahora instrumentalizan a la naturaleza -e inclusive sus derechos- para logar sus objetivos económicos.
Ya el Acuerdo de Paris tiene muchos problemas, pero hay dos que lo convierten en un instrumento internacional peligroso: acaba con el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas en materia de calentamiento global y todo compromiso se vuelve voluntario.
Adicionalmente, el AdP incorpora nuevos mecanismos de mercado a nivel global -incluyendo a los bosques en sus propuestas- y se basa en las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) que todos los países deben presentar y dar cumplimiento. Estas promesas son un saludo a la bandera y solo crean las líneas base para que el mercado global de carbono empiece a funcionar. En la práctica, el AdP apunta a consolidar mercado de carbono, con el cual los países podrán intercambiar, comprar y vender certificados de emisiones de carbono. La diferencia con este momento es que el mercado pretende ser global y los negocios entre países, pero siembre con el sector privado entreverado. Las SBN se complementan muy bien al Acuerdo de París.
Pero veamos algunas de las implicancias las Solucione Basadas en la Naturaleza. En primer lugar, es un concepto amplio, con una definición difusa. Son hábiles el incorporar a “la naturaleza”. Suponemos que pretenden, por una parte, seducir a muchas personas de que es algo bueno -de hecho Gretta Thunberg hizo un video que circuló poco tiempo antes de la COP25, en el que llama a apoyar las “soluciones climáticas de la naturaleza”; por otra parte sirve para confundir, puesto que, por ejemplo en el video de Gretta, si bien llaman a dejar los combustibles fósiles en el subsuelo, al mismo tiempo promueven estas falsas soluciones que lo que hacen es precisamente lo contrario: seguir extrayendo, y quemando, petróleo gas o carbón. El usar la palara “naturaleza” además hace que cualquier crítica a las SBN puede ser mal vista.
En segundo lugar, las SBN no solamente se están tratando en las conferencias de cambio climático, sino que se expanden a las de la Convención de Diversidad Biológica, y probablemente alcancen el escenario de los ODS y seguramente hasta otras convenciones de NNUU. Esto es aún más peligroso, porque los mercados de emisiones o compensación de emisiones de carbono dentro de las SBN, serán ahora también mercados de compensación de biodiversidad, o en un mundo ideal para el capital, o por qué no en el futuro certificados de compensación de vulneraciones de derechos humanos.
En tercer lugar, muchos podrán creer que las SBN/SCN no tienen que ver con REDD, pero estas sí incluirán proyectos de este tipo, que han sido tan criticados y rechazados por cientos de comunidades en el mundo al ser un mecanismo colonial que quiere controlar territorios para “compensar” la contaminación que se produce principalmente en los países Norte y por sus empresas, mientras que violan los derechos territoriales, sobre todo de pueblos indígenas.
En cuarto lugar, las SBN probablemente incluyan proyectos de geoingeniería. Esto es, por ejemplo, la Captura y Almacenaje de Carbono (CCS) o la BECCS que incluye la quema de millones de toneladas de biomasa. Estos planes son muy peligrosos para el planeta, y para la humanidad pues son tecnologías experimentales con alto riesgo, y que por supuesto no sirven para detener el calentamiento global sino para seguir con la dependencia de las economías a los combustibles fósiles y a los minerales.
Una segunda corriente de propaganda que se impuso en la COP25, aunque venía desde antes, y en la que los inversionistas pusieron mucho dinero, es la de vender la falsa idea de que las reuniones, las instituciones, las corporaciones, los bancos, las ciudades, regiones, los consumidores, pueden ser Carbono Neutrales, Cero Emisiones, Cero Carbono.
Estas no son más que retoricas que solo sirven para delegar la responsabilidad de los culpables, principalmente a los países del Sur, mediante los mismos mecanismos de siempre: compensaciones de carbono. Pero ¿en qué consisten y cómo funcionan estos fraudes climáticos? Por ejemplo, la propia COP25, dijo llamarse “enteramente climáticamente neutral” al compensar las emisiones de la Conferencia a través de la compra de certificados de compensación de “proyectos que benefician a comunidades de áreas empobrecidas” o a través de Certificados de Reducción de Emisiones, o con certificados de proyectos de Mecanismos de Desarrollo Limpio.
Todos estos no sirven para reducir nada, y más bien empeoran el problema, y suelen ser proyectos nefastos para las comunidades locales donde se instalan.
En la COP, se veía una propaganda que rezaba “Los participantes [en la COP25] que compensen sus emisiones a través de la plataforma recibirán automáticamente un certificado personalizado de la secretaría de Cambio Climático de la ONU para dar fe de su acción climática, así como, en el momento del registro, ¡un cordón Climate Neutral Now!”.
Así los delegados a la COP, podrían regresar a sus países felices y contentos, como niños con sus sorpresas y dulces, y una conciencia tranquila de ser carbono neutrales, mientras las calamidades las sufren los pueblos a miles de kilómetros en el Sur del mundo.
IY
© 2020 Acción Ecológica
Desarrollado por NIDO Interactive.