La crisis generada por la pandemia del COVID-19 que estamos viviendo a nivel mundial – y con desgarradora intensidad en las localidades urbanas y rurales del Ecuador – ha puesto en debate la importancia de apoyar el trabajo y esfuerzo campesino, el cual es responsable del 70% de alimentos que llegan a las mesas de las familias ecuatorianas (2).
La producción campesina de alimentos frescos es una actividad que se desarrolla a pequeña escala, está por fuera de las grandes cadenas de comercialización. Ha tenido que competir con los grandes supermercados, los que, debido a su manejo de monocultivos a gran escala, han puesto al modelo económico y político vigente para que resguarde sus capitales.
La agricultura basada en la economía familiar, popular y agroecológica sortea varios obstáculos por el abandono histórico del Estado. Pese a ello, durante la presente crisis de salud, y gracias a la creatividad de productores y consumidores organizados, se ha asegurado la continuidad del suministro de alimentos en varios centros urbanos, dinamizando también la producción local de los mismos y tejiendo solidaridades entre el campo y la ciudad.
Es precisamente en medio de esta emergencia sanitaria, que conmemoramos el 17 de abril el Día Internacional de las Luchas Campesinas. Fue en 1996, durante la Segunda Conferencia de Vía Campesina, que se determinó este día para honrar a 19 trabajadores sin tierra que perdieron su vida en la masacre del Eldorado Dos Carajás en Brasil.
#QuedateEnCasaNoEnSilencio es una campaña encaminada a reconocer el trabajo de las y los trabajadores de la tierra, quienes son fundamentales no solo para alimentar al mundo sino también para cuidar las semillas, y proteger los suelos y el agua frente a las amenazas que pretenden acabar con ellos. La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones Campesinas, expresión de La Vía Campesina en América Latina y el Caribe, nos plantea con esta campaña la necesidad de fortalecer la producción familiar campesina y agroecológica; así como su distribución y comercialización justa y equitativa.
Miles de campesinos y campesinas organizadas declaran que “ahora es el momento para la implementación de la Declaración de los Derechos Campesinos y de otros trabajadores de las Zonas Rurales” (1). La adopción de esta declaración enriquecerá el sistema de derechos humanos y abrirá la posibilidad de un verdadero debate democrático en los Estados, por encima del lobby y los intereses del capital agroindustrial (3).
Hemos podido evidenciar, desde que inició la cuarentena en Ecuador, a cientos de organizaciones campesinas muy activas, que se han enfrentado al modelo capitalista del agronegocio, y ofrecen a las personas de la ciudad, diversos tipos de productos agroecológicos en un contexto de la economía solidaria. Uno de los ejemplos es en los Andes bajos de Loja, que desde hace décadas han fortalecido sus sistemas de producción, comercialización y organización social. Ahora, la Feria Agroecológica de Vilcabamba logró articular la comercialización de la parroquia en la Ecotienda Guaranga, luego de obtener autorización de expender productos de primera necesidad, y recibieron la producción de más de 150 campesinos para su inmediata distribución, tomando en cuenta medidas de bioseguridad y redes de comunicación digitales para llegar de manera segura y oportuna a los consumidores .
Durante la emergencia sanitaria se ha suscitado cierres de mercados populares y ferias agroecológicas, sin que el Gobierno Nacional, ni la inmensa mayoría de los gobiernos locales, hayan elaborado una alternativa que garantice la distribución de alimentos y el empleo campesino, causando indignación y desesperación en productores y consumidores. Esto ha impulsado la creación de alianzas entre varios actores de la economía social y solidaria para hacer frente a la crisis (4).
Un ejemplo a resaltar es el de la Prefectura del Azuay, a través de los programas de Canastas Agroecológicas –con el apoyo y la compra directa a pequeños productores agroecológicos- que no han parado de ser entregadas durante la crisis sanitaria- las casi 60.000 bolsas solidarias de alimentos que se han entregado a las personas más vulnerables, o la entrega de semillas para garantizar la producción de alimentos en este contexto de posible escasez. Los alimentos producidos por campesinos en Azuay, han sido distribuidos en Guayaquil, lo que se ha hecho en coordinación con organizaciones campesinas de la Costa.
Frente a la nula acción del gobierno central a apoyar la agricultura campesina, frente al cierre de las tiendas de abastos tradicionales por el agotamiento de su oferta y colapso de su sistema de abastecimiento, la ciudadanía ha reconocido y valorado la creatividad y organización campesina que está haciendo frente a los estragos de esta pandemia para alimentar a sus familias y al mundo.
ACCIÓN ECOLÓGICA
23 de abril de 2020
Fuentes de Información:
(1) Naciones Unida. Declaración sobre los derechos de los campesinos y deotras personas que trabajan en las zonas rurales https://www.ohchr.org/Documents/HRBodies/HRCouncil/WGPleasants/A-HRC-WG-15-1-2_sp.pdf
(2) Herrera, Stalin. Frente a la crisis: ¡Agricultura Familiar indígena campesina! Artículo de Opinión. Campaña #DesdeLaRaíz. https://ocaru.org.ec/index.php/coyuntura/articulos/item/9961-opinion-frente-a-la-crisis-agricultura-familiar-indigena-campesina
(3) BASE-IS. Día Internacional de la Lucha Campesina: ¡Campesinos/as alimentan al mundo! Asunción, 16 de abril del 2020 http://www.baseis.org.py/dia-internacional-de-la-lucha-campesina-campesinos-as-alimentan-al-mundo/
(4) Guamán, Patricio. Ecotienda Guaranga. Comunicación personal del 17 de abril del 2020.
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