El levantamiento de octubre de 2019, la pandemia, y las actuales movilizaciones, denuncian la gravedad de la crisis provocada por el capitalismo, responsable de profundas desigualdades económicas y sociales en nuestro país, expresadas, por ejemplo, en la incapacidad del sistema de salud de proteger la salud de las personas. Entre los ajustes neoliberales en este sector, se incluyen: en el 2012, el despido a personal formado en salud pública, el debilitamiento del sistema de vigilancia de la salud, y el cierre de programas de control de enfermedades y la participación de las comunidades. Además, se desarrolla un sistema administrativo dirigido por gerentes; se prioriza la medicina curativa y, según el Observatorio Social del Ecuador (OSE), sólo un 25% de la atención médica es de carácter preventiva, impulsando la medicalización de la población y no su bienestar.
La firma del acuerdo con el FMI en 2018-2019 dio lugar a graves recortes del personal médico en las instituciones de salud pública: se ha despedido a más de 3.500 servidores públicos. En 2020, en medio de la pandemia, según el, se redujo el gasto en salud en un 15%, y se promovió un discurso y prácticas de privatización en este sector. A la par, según el OSE, salieron a la luz las cadenas de corrupción en la compra de insumos y medicamentos, con sobreprecios de hasta 9.000% en beneficio de personas y empresas privadas. Según la OMS, en 2018 entre 20% y 40% de los recursos destinados a la salud se despilfarraron por desvíos debidos a corrupción y fraude.
Desde diversas voces y sectores sociales, hemos evidenciado el agravamiento de las condiciones de vida de la población por la falta de acceso a servicios básicos, a la par de una devastación de los territorios comunitarios por el avance extractivista que siguen impulsando los gobiernos de turno. Por eso, la defensa de la salud es parte de las demandas del movimiento indígena en este paro nacional. Enfrentamos a un sistema que genera enfermedad y dependencia.
Nos movilizamos por la salud de los pueblos del Ecuador, de los pueblos indígenas, afroecuatorianos, campesinos, de las diversidades y disidencias, por la salud de la pachamama, de los alimentos, los ríos y vertientes, el mar y su biodiversidad, las montañas y páramos, los bosques, la Amazonía, y todos los sistemas que permiten la reproducción y el cuidado de la vida.
Nos movilizamos por la salud de esas otras formas de construir democracia que nos enseñan nuestros compañeros y compañeras del movimiento indígena, asentadas en el diálogo intercultural, el tejido comunitario, la práctica asamblearia, que fortalecen los canales de participación, como lo demuestra este paro nacional.
Nos movilizamos por la salud de los sistemas públicos de bienestar social, las garantías para el acceso universal y el derecho a la salud. Para exigir una salud basada en el equilibrio entre la salud individual y la salud social -que implica a la comunidad y la naturaleza-, para lo cual es necesario el manejo de los territorios en manos de los pueblos y comunidades campesinas y su derecho a la participación política.
Nos movilizamos por la salud de la sociedad ecuatoriana y de las instituciones del Estado, que sufren de grave y limitada visión del ejercicio político y democrático, en sus prácticas y expresiones racistas.
Nos movilizamos para exigir el cumplimiento de los deberes fundamentales del
Estado, redactados en la Constitución, en su artículo 3 numeral 1, de “garantizar sin discriminación alguna, el efectivo goce de los derechos (…), en particular la educación, la salud, la alimentación, la seguridad social y el agua para sus habitantes”.
Nos movilizamos en resonancia con las diez demandas planteadas por la CONAIE, las mismas que sientan las bases para garantizar el acceso a una salud intercultural basada en el diálogo horizontal de saberes y prácticas; la priorización de las políticas públicas de bienestar social y la no privatización; la soberanía alimentaria, relacionada con las demandas de precios justos para los productos campesinos y control de la especulación; el respeto a la autodeterminación y a los 21 derechos colectivos.
Nos unimos a exigir el pare de la minería y las actividades petroleras en territorios indígenas, base indispensable para garantizar la salud colectiva y de la naturaleza. No se puede abordar la salud humana, de las comunidades y pueblos sin garantizar territorios libres de extractivismo.
Es justo el reclamo del movimiento indígena. Nos convoca a una profunda reflexión sobre el derecho a exigir una vida con dignidad, que se conjugue en clave de justicia para los pueblos y la naturaleza.
ACCIÓN ECOLÓGICA
24 de junio de 2022
Referencias:
Observatorio Social del Ecuador. ¿Estaba preparado el sistema de salud para enfrentar la pandemia? 21/06/2021. https://www.covid19ecuador.org/post/salud-publica-pandemia-1
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