La deuda, histórica, social y ecológica, principalmente de las transnacionales petroleras con el pueblo Waorani es una de las más crueles y violentas de la época contemporánea, a partir del primer contacto en 1956.
Todo este proceso de despojo del territorio del pueblo Waorani, y la intervención petrolera en el Parque Nacional Yasuní, ha significado graves impactos sociales y ambientales y afectaciones a su cultura creando relaciones de dependencia que poco a poco los va destruyendo. Unos pocos clanes, los Tagaeri y Taromenane, han logrado internarse en lo más profundo de la selva, precisamente en la zona del Bloque ITT del Parque Nacional Yasuní.
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