¿COMO OPERAN LAS MADERERAS?
Los madereros han operado con subsidios estatales y, en general, han pasado por alto las regulaciones forestales. Los planes de manejo ambiental han sido requisitos que no se han cumplido; los pagos al gobierno por reposición o reforestación de bosques han sido ínfimos con respecto a las ganancias obtenidas por el sector.
Desde los años 60, el Estado implementó una política de concesiones en las áreas forestales de patrimonio estatal. Tener acceso a estas áreas les ha significado poder contar con las especies maderables más valiosas y rentables.
Los bosques plantados son muy escasos; reforestar o reproducir algunas de las especies nativas resulta un proceso largo y complejo, lo que explica que la mayor parte de la madera provenga de los bosques naturales.
Sin embargo, en la medida en que los recursos madereros de bosques de las concesiones madereras se han ido agotado, han ideado mecanismos para acceder a las pocas reservas de bosque natural, de zonas de patrimonio estatal, de tierras indígenas y campesinas.
Además, ocupar áreas de bosques naturales les ha permitido a algunas empresas madereras, proyectar ante la opinión pública una “imagen conservacionista”, aún cuando estas ocupaciones sean ilegales.
Las madereras influyen directamente en los precios de la madera. Sus inversiones son recuperadas a través de los precios de los productos elaborados, los mismos que superan doce veces la inversión. “Los costos de transporte, elaboración y distribución, no justifican la utilidad”, dicen algunos expertos.
Al dueño del árbol en la provincia de Esmeradlas, al Noroccidente del Ecuador, se le paga 1,5 USD por m3, alrededor de 6 USD por árbol de 4 m3. Con dos m3 de madera se hace un m3 de aglomerado que se vende en 459 USD. El 98,4 %de las ganancias se lleva la industria maderera, el 1,1 % es para los trabajadores y el dueño del árbol y el 0,5 % es para el Estado como impuestos.
El precio que reciben los pobladores se incrementa un 18% cada año, mientras que los empresarios madereros incrementan el precio de los productos elaborados cada tres meses. Todo ello porque “la práctica del mercado nacional es cerrada con barreras arancelarias que han devenido en precios favorables para la industria, en desmedro de los dueños del bosque hasta llegar a desalentar el manejo forestal”.
EL NEGOCIO DE LA MADERA
En la compra y venta de madera, se ha ido construyendo una red de intermediación, armada por madereros, comerciantes e intermediarios, que han permitido mantener deprimidos los precios de la madera, a nivel de finca. La existencia de este entramado, ha posibilitado transferir los costos ambientales de la deforestación a los campesinos. “Los efectos del paso de las máquinas, la pérdida de la cubierta forestal, la erosión, la pérdida de fuentes de agua,…son asumidos por los pobladores locales poseedores de las tierras”. De esta manera, los madereros libran su responsabilidad con el Estado y con las comunidades.
Otra de las formas en que los campesinos subsidian el bajo costo de la madera es la forma en que realizan la extracción. Concretamente, en la provincia de Esmeraldas, los campesinos invitan a parientes y amigos a realizar el trabajo a cambio de la comida y de una reciprocidad futura. Este aparente ahorro de salarios, en realidad resulta un subsidio para los compradores.
En la Amazonía, la infraestructura vial petrolera e inclusive la construcción de carreteras para la extracción de madera, ha sido el medio utilizado para alentar en los pobladores la venta barata de árboles.
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