A nivel global cada vez se utiliza más energía fósil, gasolina, diesel, carbón y gas, estos dos últimos son los que mayor aumento registran. Solo el 12% de la energía utilizada en el mundo es renovable y con poca incidencia en el consumo. Cuando ha existido un descenso en las emisiones de CO2 ha sido por la coyuntura económica, por ejemplo, por la pandemia global del COVID-19, y no por un intento real de los gobiernos por disminuir las emisiones. Además hay que sumar el impacto que se genera a nivel ambiental y social en los territorios y pueblos de donde se extraen estos recursos no renovables.
A nivel global cada vez se utiliza más energía fósil, gasolina, diesel, carbón y gas, estos dos últimos son los que mayor aumento registran. Solo el 12% de la energía utilizada en el mundo es renovable y con poca incidencia en el consumo. Cuando ha existido un descenso en las emisiones de CO2 ha sido por la coyuntura económica, por ejemplo, por la pandemia global del COVID-19, y no por un intento real de los gobiernos por disminuir las emisiones. Además hay que sumar el impacto que se genera a nivel ambiental y social en los territorios y pueblos de donde se extraen estos recursos no renovables.
Las claves del Cambio Climático están en la energía, en dejar de usar combustibles fósiles en el transporte público, en potenciar y ampliar la capacidad instalada de sistemas de buses eléctricos en la ciudad, en eliminar los subsidios a los combustibles fósiles, en destinar recursos a sistemas de transporte alternativo, en el calentamiento de agua, en recuperar el espacio público, en el arbolado urbano, en la producción y consumo local de alimentos sanos. Todas estas alternativas son posibles de realizar.
En los días de emergencia sanitaria por la pandemia del COVID-19, pudimos ver que la energía que usamos y cómo la manejamos en el espacio público puede marcar la diferencia, no solo para hacer frente al cambio climático, sobre todo para tener un ambiente sano, que fortalezca nuestra capacidad de enfrentar actuales y nuevas enfermedades. La transición energética no solo es un asunto de cambio climático, es también de salud pública. Es cuestión de prioridades.
La transición energética no es un problema de expertos y expertas, podemos hacer muchas cosas como ciudadanos, como moradores de barrios, a nivel comunitario y asociativo, para incidir en las políticas públicas, para lograr un cambio en las ciudades. Está en nuestras manos.
