AYUDA ALIMENTARIA Y TRANSGENICOS
Frente a los riesgos de los organismos transgénicos, se han cerrado muchos mercados para estos productos, en algunos países se han establecido moratorias a su uso y comercialización; y en otros se han implementado normas de etiquetaje obligatorias. Es por esto que los productores de los Estados Unidos poseen grandes excedentes de producción que no tienen donde colocar.
De acuerdo a la Revista Genet (19-05-2000), el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, está exportando cientos de miles de toneladas de maíz y soya transgénica al Tercer Mundo, a través de las Naciones Unidas y las agencias de ayuda de ese país. El año pasado, Estados Unidos donó 500.000 toneladas de maíz y productos de maíz para programas internacionales de ayuda. Según la revista se calcula que el 30% de esa ayuda contiene organismos genéticamente modificados.
Los programas de ayuda alimentaria están siendo usados como un mecanismo mediante el cual los agricultores de los Estados Unidos pueden colocar sus productos en mercados en los que no serán rechazados: aquellos lugares que sufren desastres naturales o atraviesan por profundas crisis económicas.
A mediados del año 2000, Acción Ecológica recibió información de que en los programas de ayuda alimentaria que se distribuían en el país se estaba usando transgénicos.
Dando seguimiento a estas denuncias el 20 de febrero de este año se llevó a cabo una inspección para la toma de muestras de los distintos programas de ayuda alimentaria que se llevan a cabo en el país. En esta participaron un funcionario de la Defensoría del Pueblo, un perito especializado en la toma de muestras y 4 representantes de Acción Ecológica. La toma fue hecha en el Molino «El Cóndor» en Amaguaña, perteneciente a la Panificadora Moderna.
Se tomó muestras de los programas Colación Escolar, que usa soya nacional, y del Programa PANN 200 (Mi Papilla y Mi Colada) que usa soya importada de Estados Unidos.
Estas muestras fueron enviadas a Genetic ID, laboratorio ubicado en Fairfield, IA, Estados Unidos, considerando como el mejor en el mundo para la evaluación de la presencia de transgénicos en alimentos y semillas.
El 3 de marzo recibimos los resultados siguientes:
En la soya utilizada en el programa «Colación Escolar» no se detectó transgénicos
En la soya utilizada en «Mi Papilla» y «Mi Colada» se detectó el 55% de soya transgénica.
Las especificaciones técnicas de los programas Mi Papilla y Mi colada estipulan que no se puede usar productos transgénicos, y se debía usar material nacional. Por tal razón, el Ministerio de Bienestar Social pidió a la Representante del Programa Mundial de Alimentos:
Suspender la producción de los productos Mi Papilla y Mi Colada.
Suspender la distribución de los productos que existen en stock.
Ordenar la destrucción del producto cuya materia prima sea de origen transgénico.
Al hacer la denuncia, no pretendemos privar de un programa de alimentos a los niños y madres ecuatorianas; al contrario lo que queremos es que esos programas se realicen con productos nacionales y no con productos importados, que además son genéticamente modificados.
La compañía productora de alimentos para infantes más grande del mundo, Gerber, ha declarado públicamente que no utiliza ingredientes transgénicos en la elaboración de sus productos como una norma para proteger a los consumidores. Es entonces válido preguntarse ¿es admisible que se utilicen ingredientes transgénicos en la alimentación de niños que sufren severos problemas de desnutrición y poseen un sistema inmunológico poco desarrollado?. Seguramente no, pues para ellos cualquier efecto relacionado con el consumo de alimentos transgénicos será mayor.