Balsa en Ecuador #5: Piratería de boya, aluviones y deslaves en Chirijos, Manabí

Acción Ecológica opina

Serie “Se acaba la balsa en el Ecuador”

Ferdinand Muñoz*

En el año 2020 en la parroquia rural Chirijos del cantón Portoviejo se produjo una masiva tala de balsa (o boya), lo que desestabilizó el suelo de la montaña. Pocos meses después, en marzo 2021, luego de fuertes lluvias, se produjo una serie de deslaves, que terminaron por provocar un aluvión.

Debido a los deslaves, dos comunidades internas de Chirijos se vieron muy afectadas. Pequeñas fincas se perdieron al ser arrasadas por el lodo. Otras, donde se practicaba la permacultura, también se vinieron abajo. Igualmente, hay partes del bosque nativo que se han perdido. Hay vertientes que se afectaron por los deslaves, porque la empalizada que se originó por el aluvión arrastró tierra, piedras y madera provocó taponamientos y desbordamiento del río.

En una ocasión se rescataron a las últimas cinco familias que vivían en la parte alta de la montaña, y que quedaron atrapadas. El estero bajó con unas piedras enormes, árboles y lodo. Cuando las familias quisieron salir por la parte alta de una lomita, también se encontraron con otros deslaves.

Un testimonio de un comunero afectado dice que “la cosa estaba fea, era como las cuatro y media cuando pasó todo esto, y como buenos creyentes nos pusimos a rezar. No sabíamos que hacer y nos pusimos en una mancha de caña detrás de las casas, esperando lo peor. Sonaban las piedras vimos como un gallinero fue arrastrado por la correntada y como los palos iban quedando y cómo las aguas iban trepando, cómo iban ganado terreno; los esteros iban descontrolados, desbarranquillados al pie de la montaña. Afortunadamente recibimos ayuda del presidente de la Junta Parroquial, que vino a buscarnos como a las ocho y media de la noche. Fuimos albergados en la Escuela de la comunidad”.

Registros indican que en la comunidad llamada La Balsa hubo 5 deslaves, uno de ellos muy grande que taponó el estero, y en Boquerón fueron al menos 25 deslizamientos. Son más de 30 deslaves los que ha provocado el desastre de la tala de balsa, con daños tal vez irreversibles. Tanto es así, que un finquero de 80 años dice que nunca ha visto nada similar: “Truenos, relámpagos y lluvias, crecidas de ríos con palos, lo que parecía el final de los tiempos”.

En Chirijos queda todavía bastante montaña con bosque natural. Ya desde hace unos diez o quince años que se corta boya, pero en el 2020 hubo un boom. Personas desconocidas entran a buscar la balsa en las fincas, dan la vuelta por los terrenos una o dos veces a la semana; rondan por zonas, sobre todo de montaña, donde no se ha hecho desmonte y queda bosque. Son como piratas o cazadores, que cuando encuentran los árboles de balsa los talan sin el consentimiento de los dueños. Se ha provocado una especie de contrabando.

Para muchas personas de las comunidades esto ha sido muy molestoso, pues los piratas les dicen a los comuneros “mira, después te pago”, pero pasado el tiempo no les han pagado nada, o al precio que ellos quisieron. Para evitarse problemas con esta gente, muchos finqueros han optado por vender sus tierras.

El testimonio de una comunera de Chirijo confirma que en el año 2020 hubo muchas talas y quemas de los desmontes, y que esto ocasionó bastantes incendios forestales. Inclusive en la parte del cerro donde hay una escuela, en el verano del año pasado deforestaron, quemaron la madera y la maleza. Al quemar el desmonte, el fuego pasó a las fincas de otros vecinos, provocándose incendios forestales que fue difícil controlarlos. Ella cuenta que “en el mes de noviembre era de terror ver cómo había incendios forestales por donde quiera, porque quemaban la empalizada del desmonte y se pasaba la candela al otro lado del monte, porque hay harta vegetación. Las laderas eran negritas de la quemazón, se veía de noche al rojo vivo y en el día se veían focos de humo. El incendio forestal era incontrolable porque son montañas demasiado empinadas, no podían llegar los bomberos, y con los fuertes vientos que hay en el mes de noviembre, la candela se corrió rapidito”.

De acuerdo con el testimonio de un comerciante de Chirijo, don Emilio, a su finca, que tiene todavía tiene bosque, últimamente se le mete gente. “Se me llevan uno o dos patas de boya- y cuando me he encuentrado con las personas que hacen ese oficio, he tenido inconvenientes. Me dan a entender que ellos no tienen de qué vivir y que la balsa es un pequeño sustento para ellos. Me dicen que me van a reconocer algo, me ofrecen una cantidad de dinero y después…nada.”

Don Emilio añade que, en este último año, por la bulla de la motosierra, se ha ahuyentado a bastantes animales silvestres, como el mono y la ardilla. También hay problemas con la vegetación. Cuando un árbol cae va aplastando a otros árboles más pequeños y después abren trochas para sacar la balsa con mulas. “Son unos artistas para abrir trocha y por ahí sacan la madera, se cruzan el cerro de un lado al otro, se meten en unos que son bien altos y empinados. Se las saben todas para sacar la madera; mientras que los compañeros montaña arriba no saben qué hacer”.

Don Emilio considera que se ha afectado la vida comunitaria también. Debido a la tala de boya, hay una división entre las organizaciones que están adheridas a la comuna del Seguro Social Campesino. Se generan contratiempos porque algunos creen que la gente si tiene derecho a cortar los árboles, mientras otros dicen que no.

También ya se empieza a ver plantaciones de boya, lo que está generando un cambio en el entorno de esta hermosa comunidad. Hay familias que vendieron la finca porque tenían muchos problemas con los balseros, y los nuevos dueños tumban bosque y siembran monocultivo de boya. En la zona se ven manchas de este monocultivo. Se va perdiendo la belleza de la montaña.

Aunque se supone que la boya va para China, en Chirijos solo hay intermediaros. Los piratas entregan la madera a unos compradores de Quevedo que les pagan de contado, lo que ha generado violencia entre los mismos taladores, porque están en competencia.

La Junta Parroquial no cuenta con un Departamento de Medio Ambiente, pero asumió la responsabilidad de tratar el problema de la tala de balsa. Se ha hecho denuncias, documentales, entrevistas en la radio o en periódicos, pero hasta hoy no ha pasado nada. Siguen desangrándose los bosques de Chirijo, y la balsa va para China.

*Editorialista invitado. Ferdinand Muñoz es del colectivo La Troja Manaba

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